
Cada pieza ha sido moldeada, horneada, pintada a mano, horneada otra vez antes de acabar en el suelo de la Tate. Un verdadero trabajo de chinos. Sin embargo las pipas de porcelana son artesanales, no hay uno igual al otro, y hechas de un material de mucha tradición, y esto nos invita a reflexionar sobre el ”Made in China”.
Durante la revolución Mao se retrataba como el sol y el pueblo como girasoles que se giraban hacia él. Por otro lado se habla de la importancia de la pipa como algo que se come entre amigos en la calle, símbolo de amistad, compasión y placer, todo ello ayuda al pueblo a sobrevivir tiempos difíciles, represión, etc.
El pueblo chino, como pipas, cada uno es único, y juntos son fuertes, impactantes a la vista y esconden mucha riqueza.

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